lunes, 5 de septiembre de 2011

Cuerpo de piedra, corazón de oro, lágrimas de sangre...

Por envidia, un ángel expulsó a otro del Paraíso y le dejó caer al mundo de los humanos bruscamente. El dolor de la caída y el cambio de la atmósfera le impidieron volar. Se puso en pie y vio que estaba en uno de esos lugares llamado cementerio, rodeada de lápidas, mausoleos y de una fina neblina a la altura de los tobillos. ¿Porqué Leviatán sentía celos de ella? ¿Porqué la había expulsado del paraíso? Unas finas lágrimas granates resvalaron por sus mejillas, sus ojos castaños se empañaron, sus rodillas flaquearon y cayó contra una de las lápidas llorando en silencio. El dolor salió al exterior y se fue solidificando, petrificando, convirtiéndose en roca alrededor de su cuerpo. Así, un corazón de oro quedó atrapado en un cuerpo de piedra y sólo sus lágrimas de sangre siguieron fluyendo.

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