sábado, 22 de diciembre de 2012

Hijas de Perséfone, 2. Inverna.

Luce el brillante, frío y blanco sol que gobierna la cúpula celeste. Las hojas caídas durante la danza de Umbría son enterradas bajo una finísima capa de nieve que anuncia la llegada de la siguiente Dama. Ante la desnudez de los árboles, el horizonte semeja un cuadro perlado con cientos de esqueletos negruzcos agrietando su inmensidad. El riachuelo que corre en la linde del bosque se ha congelado, no es más que una gélida arteria de cristal que abraza el lugar. Cruje bajo sus pies el manto virginal, su piel se confunde con este y reluce titilante, como un copo que es atravesado por un haz de luz. Sus enormes ojos grises se abren, perezosos, al bosque que es su hogar. Pasea con calma, escuchando el silencio y buscándola para decirle que su trabajo ha terminado. Ha pisado el arroyo, el hielo ha cobrado vida y se ha enroscado a su frágil cuerpo, dibujando formas estrelladas, geométricas, afiladas. Espejos de agua escarchada, semillas del corazón de Poseidón, estelas del paso de su propio poder revistiendo su tez desnuda y salpicando sus lacios cabellos oníricos. La Dama Inverna encuentra a su hermana Umbría danzando entre las únicas hojas que todavía no se han congelado. Al encontrarse sus ojos de plata con las cascadas doradas de su compañera, la danza se ha detenido, y la brisa se ha convertido en una escalofriante tensión entre ambas.

-¿Por qué te detienes? - La rasgada voz de contralto de la Dama Inverna sale entre la media luna que es su sonrisa.

-Ya es la hora -Su expresión torna desolada. Evidentemente, la Dama Umbría quería jugar un poco más en su mundo otoñal.

Es Inverna quien da el primer paso. Toma, entre sus manos de hielo, las suaves y doradas de su hermana, la arrastra hacia sí, besa su frente largo rato y susurra:

-El final de tu día y el comienzo del mío deben ser una mezcla de nuestras almas. Nadie lo entendería de otro modo.

La piel de los brazos de Umbría se está cristalizando, sus mejillas se sonrojan, pero no duda ni un instante al unir sus labios con los de Inverna. Un leve roce de la calidez de sus bocas, una íntima y pura unión entre las dos hijas menores de Perséfone es suficiente para crear la ventisca que sirve de puente entre las dos estaciones finales del año humano. A cada caricia entre las muchachas, los vientos se tornan más tempestuosos, la lluvia comienza a chisporrotear, la nieve avanza sobre la sequía y las dos Damas alcanzan la más clara visión del cielo. Inverna cierra los ojos, saborea la llegada de su época y sonríe. Umbría se ha desvanecido entre un centenar de hojas cobrizas, y no volverán a vivir su idilio hasta dentro de un período muy, muy largo. Ambas, pacientes por naturaleza, esperarán en su letargo a la próxima unión divina.

Inverna.

Emily Broken Rose

5 comentarios:

  1. Un placer ser o primeiro en comentar na túa publicación, por cuarta vez xD. A maneira que tes de describir o cambio de estación, como xa che dixen na anterior publicación, é fermosísima; en serio coas verbas que utilizas somos capaces de ver todo o que nos relatas cunha nitidez de detalles impresionante. A maneira de contarnolo é sublime, con moito estilo e dun xeito moi delicado. Sen dúbida un placer poder ler os teus relatos e ser amigo teu :).
    Sabes de sobra quen son.
    Firmado: Anónimo.

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    1. Moitísimas grazas, querido anónimo. Os teus comentarios sempre me deixan un doce regusto na boca. Espero non decepcionarte nunca, e que sempre sintas as ganas de comentar nas miñas entradas.
      Pola miña parte, seguiré escribindo e esperándote por estes lares.
      Un bico!

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    2. Es sencillamente ES-PEC-TA-CU-LAR , es tan tierno y triste a la vez , me e emocionado y todo(tienes un hermano llorica que le vamos a hacer) sigue asi mi pequeña nee que vas a llegar muy muy lejos. Estoy muy orgulloso de ti
      Att:yeith

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    3. Muchas gracias, onii-chama *-* Me alegra mucho que te haya gustado, y espero verte por aquí más a menudo (en realidad, estaría bien que no me hicieses pensar que has muerto... y tal). En cuanto a lo de llegar lejos, ya se verá, de momento me conformo con que a los pocos que leéis lo que escribo os llegue al corazoncito.

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  2. Fuf, es genial, espeluznante en su medida, pero inquietante. Deseo leer el siguiente, de hecho, en seguida me pongo a ello. Es original, frío (nunca mejor dicho), directo.
    Me ha encantado.
    Un beso :3

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