Yo,
que era pájaro,
que estaba presa,
que olvidé el sabor
de la libertad.
Yo que no sabía
cuál era el pronombre
de primera persona
del singular.
Yo
que dejé de ser una
y me convertí
en dos y en mitad.
Me he convertido
en jaula y carcelera,
en juez comprado
y corrupto,
en veneno verde y
en verdugo.
Antes,
no era nadie
sin ser yo.
Ahora,
yo soy,
simplemente,
nadie.
A mi querido Mikius
No hay comentarios:
Publicar un comentario