sábado, 24 de enero de 2015

En un campo, bajo las estrellas...

Hay una canción que no me deja ni a sol ni a sombra. Hay unos acordes que me persiguen y que resuenan en el fondo de mi subconsciente, que me manejan como si fuesen mis titiriteros. Hay una melodía que siempre me saca a bailar, me muestra los sueños y el inmenso firmamento. Y es esa misma melodía la que termina, como un cristal roto, haciéndome añicos la piel. 

Hay una escena que se repite en los brazos de Morfeo. Hay un prado que crece libre bajo un cielo estrellado, sin luces, sin construcciones, sin vegetación. Hierba, diamantes celestes y un aire gélido que me azota el rostro. Hay una aventura escrita en las briznas, pero he perdido mis lentes en algún estante de la biblioteca. Y es esa historia la que intento escribir.

Hay un olor fresco e intenso, un aroma sutil a libertad y flores salvajes. Hay un perfume que nace muy despacio en el corazón de la tierra y se te mete en la nariz, y hace que todos los demás olores salgan perdiendo. Y es esa esencia mágica la que me invade el alma desde que alcanzo a recordar, y ahora se ha vuelto mi peor enemiga.

Hay también una voz. Hay una voz que a veces anuncia esa canción, una voz que narra la ecena, una voz que canturrea y pierde su música entre las ondas que mueven el aroma. Hay una voz que me recuerda que la canción no va a cesar, que la escena seguirá intacta y que siempre tendré ese perfume bajo la nariz. Y si esa voz fuese misericordiosa, me dejaría encontrar mis lentes para ver de este modo el baile de hadas que esta frustración hace que me pierda. 

No pido otra cosa: misericordia, y nada más.


2 comentarios:

  1. Que hermosa escena. casi he podido sentirme totalmente sumergida en ella.
    He de admitir que la frase "me dejaría encontrar mis lentes para ver de este modo el baile de hadas" me ha sorprendido mucho, tu originalidad a la hora de escribir cosas asi, me deja de piedra, un beso enorme
    Lena

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    1. Muchísimas gracias, Lena, no me cansaré de agradecerte tus amables palabras y tus halagos. Nunca pensé que sorprendería a nadie con mi originalidad, y me siento orgullosa de ello. Espero seguir sorprendiéndote.

      Un frío beso,

      Emily

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