lunes, 20 de julio de 2015

Danza aturdida

No quería sentir nada, pero era inevitable. La aguja del tocadiscos arañó los primeros milímetros del vinilo antes de que comenzase a sonar aquella canción, su canción. Había apartado todos los muebles contra las paredes, las cortinas estaban cerradas y quería creer que no se escuchaba el sonido de la fuerte invernal, mas toda la casa olía a hierba mojada y frío húmedo. Sus pies descalzos acariciaron la suave alfombra con movimientos torpes, un traspié tras otro, desequilibrios y caídas. 

En realidad, no sabía bailar, nunca había sabido y le parecía imposible aprender por su condición de torpe experimentada; aun así, no había nada que la hiciese más feliz. La música la llevaba a un mundo de fantasía, a muchos mundos de fantasía, y alejaba cualquier pensamiento abrupto o deprimente. Cuando bailaba podía convertirse en quien quisiese, sin excepción, sin condiciones. Y eso era lo que necesitaba cuando nada más funcionaba: dejar de ser ella, dejar de soportar cargas o de darle vueltas a todo, dejar, dejar, dejar. Limitarse a sentir. Soñar despierta. Bajar estrellas del cielo, manejar tormentas. Nada más.

Pero la canción terminó, y se quedó helada en medio de su improvisada pista de baile. Una lágrima se desprendió de sus oscuras pestañas, estaba cansada de necesitar aquello para salir de casa con una sonrisa. Volvió a poner su canción, volvió a bailar, repitió el proceso hasta que el sueño la venció y su cuerpecito quedó hecho un ovillo en el suelo. Para qué necesitaba una cama si podía soñar las veinticuatro horas del día. Para qué necesitaba temer a la muerte si en realidad era como si llevase muerta toda la vida y fuese a vivir más después de la muerte. Tras la niebla de sus orbes negros el vinilo daba vueltas y la música se repetía una y otra vez.

4 comentarios:

  1. Me encanta la última frase. Te encoge el alma.
    Un beso resquebrajado,
    C.

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    1. Supongo que es porque lo escribí con el alma encogida. Gracias, lechuza.

      Un frío beso,

      Emily

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  2. Hacía mucho tiempo que no me pasaba por aqui, pero ahora que he vuelto de vacaciones puedo disfrutar de todos los textos que has subido tranquilamente.
    "Cuando bailaba podia convertirse en quien quisiese, sin excepción, sin condiciones"
    Realmente es un texto que te crea una sensación de vacio. La necesidad de la protagonista de este proceso para sentir algo es triste y enternecedor.
    Un beso
    Lena

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    1. Bienvenida de nuevo, Lena, ya echaba de menos tus comentarios por aquí. Exactamente es eso, la expresión del vacío, de la necesidad no cubierta de vivir en el umbral entre la fantasía y la realidad. Gracias por tus palabras, como siempre es un honor tenerte por aquí.

      Un frío beso,

      Emily

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