viernes, 26 de julio de 2013

¿Por qué cristales?

Al fin, después de mucho huir del mundo para refugiarme en mí misma, en una coraza que creía indestructible, he comprendido el por qué de los cristales que últimamente invaden este rincón. He tardado, pero esta reflexión lleva rondando mi mente desde hace un par de días, pero un suceso mayor y más impactante rompió el hilo de mis pensamientos. La cuestión es que al fin he encontrado el origen de estos cristalinos fragmentos, los únicos dispuestos a salir a la luz cuando llamo a voces a mis musas.

Los cristales, lágrimas de diamante, hirientes pero sí, frágiles... No son más que una metáfora de la metamorfosis de mi alma. Apenas recuerdo mi última metamorfosis, soy olvidadiza y me conviene serlo, pero esta ocasión no la olvidaré. Hoy, y de un tiempo a esta parte, soy más rosa rota que nunca. Mi alma, mi corazón, mi piel, mis manos... todo en mí es vulnerable a los factores internos y externos que han decidido agolparse a las puertas del cambio de etapa. ¿Qué he perdido y qué he ganado? Mucho. Pero pasan los días y, aunque sigo de pie porque me prometí que no volvería a caer, los cristales desgarran los pétalos de esta rota y dejan que la sangre salpique la reluciente y broncínea coraza. ¿Y qué es una rosa defensora si no es ni flor ni guerrera? Nada. La rosa rota floreció una vez más para caer, más seca y marchita que nunca, y, quizá, para no volverse a levantar.

2 comentarios:

  1. ¿Y por qué cristales?
    Al fin y al cabo, ser olvidadizo puede ser bueno (como bien dices), y la metarmofosis del alma puede ayudarte en mucho... Sea como sea, tu forma de escribir es tan impecable como siempre, dejando un poco al margen la tristeza de tus palabras.

    ¡Un beso!
    HTR.

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    1. Gracias, mi querido escritor. Eres un angelito entre todos los mundanos seres de mi universo.

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