miércoles, 21 de agosto de 2013

Kórax

Dicen que los pájaros deben volar tan alto como sus alas se lo permiten. Pero hay algunos pájaros que no conocen dónde está su límite, y como Ícaro vuelan hasta el Sol y salen quemados, escarmentados... Otros pájaros no son conscientes de que pueden volar mucho más alto de lo que lo hacen, porque no ven sus alas capaces de dar un impulso más. Por último, hay pájaros a los que se ata, a los que se les inutilizan las alas, para que dejen de creer en ellos mismos, se rindan y se conviertan en gallinas comunes y corrientes, terrenales, mundanas... Sin sueños, sin ilusiones, sin esperanza. 

Me he comprado unas tijeras de acero inoxidable, y voy por el mundo cortando las cuerdas que atan a los pájaros. Y si aun así no se sienten capaces, los llevaré sobre mis hombros al más alto acantilado, y les enseñaré a volar. Porque aunque torcidas, yo también tengo alas. Desde que salí del cascarón, soy un cuervo pequeño e insignificante, mis alas se torcieron al escurrirme de las cuerdas que me ataron, pero sigo siendo atributo a Apolo, y confío en que mis alas me sostengan, al menos, una vez más.


4 comentarios:

  1. Pero qué texto tan precioso. Qué cosas me haces sentir. En serio, Emily, no tengo palabras :)

    HTR.

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    1. Vaya, qué velocidad, no me esperaba un comentario tan rápido. Gracias por tus halagos y por molestarte en comentar. Espero seguir escribiendo cosas de tu agrado :)

      Emily.

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  2. Acabo de morir de amor, ya sabes que no me gusta dejar comentarios porque no sé escribir nada coherente, pero me he enamorado de esta entrada y tenía que decirlo.

    La extraña no tan extraña,
    Mrs Sternworth.

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    1. Muchas gracias, querida extraña. Sabes que me halaga tenerte por estos lares. Mañana te estrecharé entre mis brazos a modo de agradecimiento por todas tus palabras.

      Emily.

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