viernes, 28 de marzo de 2014

Una rosa a la deriva

Todo tipo de sombras viven en este mundo. 

Unas, pesadas, tristes, que acarrean el duro trabajo y no ven qué hay sobre las nubes, nacieron de la tierra. 

Otras, ligeras, volubles, escurridizas, sin obedecer órdenes de nadie, fueron una vez gotas de lluvia. 

Las terceras, oscuras pero cálidas, hacen fuego y bailan al ritmo de un corazón que no tiene el cuenta las ideas. 

Las cuartas son todo luz, y probablemente su alma viaja entre los cielos repartiendo esa esencia pluscuamperfecta allá por donde vayan.

Esta semana me he encontrado con una hermosa sombra de luz que me ha recordado cómo hay que cultivar las rosas para que florezcan hasta en otoño. Le he regalado mi mejor capullo, y en recompensa me ha dado un vaticinio:

"Lejos de la tierra,
a salvo del agua,
sin tocarla el viento,
con el calor de la llama,
una sola rosa, única, divina
cantará en el éter,
será un barco a la deriva"


Verano de 2014

2 comentarios:

  1. (Esto sí que no me lo esperaba. Eres mágica, Em. Nunca lo olvides).

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    1. Tú sí que eres mágico, HTR. Siempre me sacas una sonrisa.

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