jueves, 5 de febrero de 2015

El falso cantor

He soñado el poema perfecto.
Los versos más dulces salados por el mar,
Rayos de luna hechos sintaxis,
Oro en polvo, sangre de plata,
Explosiones de fuego y cristal.

En mi sueño, las lágrimas asfixiaban,
ahogándome, impidiéndome hablar.
Y al despertar en una nube
de dolor y de tristura
fui consciente.

Una musa ha venido a acariciar mi mente
sin el consentimiento de su dios.
Al flechador no le ha gustado,
las palabras diluye en niebla
y disfraza de estrella a su Melpómene.

¿Qué será de mí que he oído a Safo
y no la puedo interpretar?
La lengua de los dioses me es indescifrable,
soy indigna ante los dones
del Sauróctono de bronce y laurel.

He soñado el poema perfecto.
Había caos, había orden,
Había calma y tempestad,
Y en las pupilas de la madre Gea
todavía se lee un aoristo sin amaestrar.

He soñado el poema perfecto,
lo he soñado y en mi mente
se ha dibujado una sola vez.
He soñado las palabras
y ya no las puedo ver.

¡Oh, cielos! ¡Oh, musas! 
¡Oh, señor del Inframundo!
Arrancad de la banal tierra humana
a este aedo sin nombre,
sin báculo, sin canción.

Apartadlo de la vista de los dioses,
condenadlo a la lengua de los hombres.
Dejad que arda el vil traidor,
Pues ha visto el áureo Olimpo
y ante su alma el mismísimo Olimpo ardió.

2 comentarios:

  1. Soñaste el poema perfecto y lo plasmaste para deleitar a tus lectores. Los versos me han enamorado Emily, muchas gracias por compartirlo.
    Un enorme beso
    Lena

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    1. Ay, querida Lena, no puedo evitar emocionarme. Haga lo que haga, ahí estás tú para sacarme sonrisas con tus amables palabras. Me alegra tanto que te haya gustado que siento que me repito cada vez que respondo a tus comentarios, pero de verdad haces que me desborden los sentimientos. Gracias, de verdad.

      Un frío beso,

      Emily

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