Su piel era negra
Negro noche, negro tizón,
negro beso de fuego astral,
negras aguas del mar profundo,
negro vientre de la tierra,
negro viento en la tormenta.
Su piel era negra y negros sus ojos,
negro el cabello lacio sobre su espalda,
negra la túnica que la vestía,
negro el velo bajo el que ocultaba
la negra, negra sonrisa.
Su piel negra y su naturaleza
invicta.
Ónice oscuro, oscuro ébano,
azabache y melanita.
Y de plata la corona, luna blanca,
lluvia fría.
En su trono era la reina
la montaña más alta, la más alta estalagmita.
Soberana negra de hordas negras y silenciosas, blancas
harpías.
Los poetas la describían como
negra, siempre reina
y ella ansiaba alcanzar un día
las grandes vetas, las flores violetas.
Ordenó a sus huestes dejar las armas,
adentrarse en la tierra y hundir el pico,
carbón negro y oro negro,
todo el metal bruñido.
¿Dónde están las amatistas?
¿Dónde ágatas, cuarzo y fluorita?
¿Acaso la reina negra, siempre negra, invicta
y negra sangra hollín, sangra noche,
sangra todas todas sus piedras
pero no flores?
Hunde el pico, quiebra la montaña,
es la reina sacándose las flores
cuchillada a cuchillada.
Ella negra, siempre negra,
reina de huestes negra reina.
¿Qué es un trono si la sangre
es triste, triste humareda?
¿Qué es la noche, manto oscuro,
sin todas sus estrellas?
Es un esqueleto andante,
es la piel de un perro esclavo,
es la sombra de la muerte
en su trono, esperando.
Negro noche, negro tizón,
negro beso de fuego astral,
negras aguas del mar profundo,
negro vientre de la tierra,
negro viento en la tormenta.
Su piel era negra y negros sus ojos,
negro el cabello lacio sobre su espalda,
negra la túnica que la vestía,
negro el velo bajo el que ocultaba
la negra, negra sonrisa.
Su piel negra y su naturaleza
invicta.
Ónice oscuro, oscuro ébano,
azabache y melanita.
Y de plata la corona, luna blanca,
lluvia fría.
En su trono era la reina
la montaña más alta, la más alta estalagmita.
Soberana negra de hordas negras y silenciosas, blancas
harpías.
Los poetas la describían como
negra, siempre reina
y ella ansiaba alcanzar un día
las grandes vetas, las flores violetas.
Ordenó a sus huestes dejar las armas,
adentrarse en la tierra y hundir el pico,
carbón negro y oro negro,
todo el metal bruñido.
¿Dónde están las amatistas?
¿Dónde ágatas, cuarzo y fluorita?
¿Acaso la reina negra, siempre negra, invicta
y negra sangra hollín, sangra noche,
sangra todas todas sus piedras
pero no flores?
Hunde el pico, quiebra la montaña,
es la reina sacándose las flores
cuchillada a cuchillada.
Ella negra, siempre negra,
reina de huestes negra reina.
¿Qué es un trono si la sangre
es triste, triste humareda?
¿Qué es la noche, manto oscuro,
sin todas sus estrellas?
Es un esqueleto andante,
es la piel de un perro esclavo,
es la sombra de la muerte
en su trono, esperando.
Me has dibujado a un personaje con el que enseguida he conectado, he querido saber más, introducirme en sus penas y los lugares retorcidos de su ser. Me destroza que busque sus flores entre tantas piedras, me destroza también que esas flores sean su sangre. Quiero saber más de ella, pero no sé si lo hay (me intriga esa etiqueta que has puesto, la de "fragmentos" *ojicos del guasap*).
ResponderEliminarHa sido muy descriptivo pero a la vez me ha dicho tanto, tanto de esta reina negra... Los últimos cuatro versos, por cierto, increíbles: "es la piel de un perro esclavo" me parece un verso y una imagen brutal.