Fides et Amor per saeculam saeculorum
Fidelidad y Amor por los siglos de los siglos
El vampiro pidió que les dejasen a solas. Iban a llevársela lejos, no volvería a verla y querían despedirse en condiciones. Cuando todos abandonaron la sala, abrazó a la Bruja, la miró a los ojos y, sin mover los labios, le dijo:
-Siempre te amaré.
Aún teniéndola entre sus brazos, suplicó a un Dios en el que no creía que no se la arrebatasen todavía y unas lágrimas inexistentes quisieron salir de sus ojos negros.
La mujer responsable de escoltar a la joven Bruja hasta su destino esperaba fuera de la casa, contó hasta cien y regresó al interior. No obstante, ya no había rastro de ambos en aquel lugar. Gritó un improperio y desapareció.
Y no muy lejos de allí unos niños vieron correr a una preciosa gatita negra, seguida de cerca por un elegante cuervo que volaba a ras de suelo. De alguna forma los chiquillos supieron que huían juntos, y dijeron para sí mismos:
-Qué cosa más extraña el amor.
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