Duermo con un millón de preguntas en mente, mil sueños e ilusiones, doscientos miedos y trescientas decepciones. A causa de esto mis noches se vuelven tormentosas, inquietantes, sumiéndome en intrigantes metáforas indescifrables o manteniéndome en vela entre las sombras de mi oscura habitación.
Es por eso que desearía volver a la infancia. Recordar a aquellas maravillosas personas que eran tan puras como yo, que no mentían porque eso era feo, que jugaban todos juntos sin prejuicios y sin discriminaciones. Quiero volver a un lugar donde las palabras de los niños inunden los corazones de los tiranos.
Quiero que este insomnio se cure mediante la justicia.
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