jueves, 15 de enero de 2015

El funeral de la Reina

Habían cavado el hoyo con sus propias manos, y aunque se habían lavado a conciencia los rastros de tierra seguían bajo sus uñas. Aquello no estaba bien, pero no podía ser de otro modo. Cuando el corazón de la reina dejó de palpitar, bien por humanidad bien por inocencia la enterraron junto a los cerezos, donde tantas horas solía pasar.

- Cuando muera, quiero renacer en esta isla - Solía señalar, con los llameantes cabellos al sol y los ojos de éter perdidos en el cielo azul. Eso harían, dejarían que renaciese allí, en su pequeño hogar, lejos del mundo que ella misma había erigido, lejos de todo cuanto la había dañado.

Así, Keiran y Lucien desenterraron a la Reina la noche después de haberla sumido en la oscuridad, porque en sus corazones de niño sentían que aquel ser no podía ser sepultado. Debía volar y transformarse. Debía renacer en la isla.

Estaba gélida, fría como los témpanos helados que colgaban de los árboles que habitaban el bosque desnudo, pero seguía irradiando esa luz especial que sólo la Reina Caléndula podía irradiar. Al entregarle su cuerpo a la tierra, lo habían hecho envolviéndolo en un vestido de luto, aburrido, triste, dramático. Otro error que añadir a la lista. Se deshicieron del horrible atuendo y cubrieron su piel con el atavío más hermoso de todos los que tenía, aquel que había sido de las nupcias de su madre, para que incluso en la muerte deslumbrase a todos y cada uno de sus acompañantes. Keiran dudó ante la situación, pero al oír la risa de Lucien comenzó a decorar su larga nube de vaporosos rizos rojos con todo tipo de flores y lazos, enamorándose de su propia obra.

La tomaron entre sus brazos, agradeciendo que fuese tan liviana como una pluma, y la recostaron sobre un manto de flores y grandes hojas, y aun así su fragancia se sobrepuso al perfume de aquellas. Y entre sus dedos, cruzados sobre el vientre, un montón de frutos secos, tan de su gusto, tan del bosque. Satisfechos, se sentaron junto a ella, se miraron a los ojos y las primeras lágrimas rodaron por sus mejillas. Por fin, habían hecho para una bruja la tumba de una reina.

Pronto, de su interior emanó aquella energía dorada, pura, y tomó la forma de un pequeño zorro ártico que los miró con sus ojos de sol. Derramando una única lágrima de fuego, se deshizo en haces de luz, y envolvió el cuerpo de la Reina con ellos. Los pequeños entrecerraron los ojos, pero se esforzaron por no perderse ni un detalle: poco a poco, el zorro desaparecía y la bruja se deformaba, y cuando el último atisbo del resplandor desapareció ante ellos se alzaba un sauce gigantesco, con la corteza blanca y suave, las ramas nudosas, y las hojas teñidas con el mismo rojo escarlata de los cabellos de la Reina. Tal y como había deseado en vida, tras la muerte renació en la isla, su hogar tan querido, convirtiéndose en un árbol vigoroso y perfecto para cobijar a cuantas criaturas se acercasen al lugar. Keiran lo trepó sin dudarlo un instante, ayudó a Lucien a subir junto a él, y cuando hubieron alcanzado la rama más alta se asomaron. Ante sus ojos, la laguna se veía infinita, y la noche cobraba un matiz mágico. Magnífica noche la del funeral de la Reina.

8 comentarios:

  1. Me has puesto la piel de gallina como solo tu sabes, un relato que, a pesar de que debería ser triste, está tan cargado de color, de inocencia y de dulzura, que parece que la tristeza se pierda en un cajón.
    Sin duda fabuloso.
    ¡Un besín!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Siempre haces que se me derrita un poco el hielo del corazón. Muchas gracias por tan amables palabras, no sé cómo agradecerte tanta dulzura.

      Un frío beso,

      Emily

      Eliminar
  2. Es hermosísimo, las imágenes son muy bellas y tu estilo le va perfecto. La secuencia de la transformación te quedó un poco a lo Metamorfosis de Ovidio XD

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias, Denise, me alegra que te haya gustado. Lo del estilo ha sido un halago increíble, de verdad, y que me acerques a un genio tan grande como Ovidio me hace sentir talentosa xD

      Un frío beso,

      Emily

      Eliminar
  3. No tengo palabras para describir lo que acabo de leer. Has logrado mezclar el frio de la muerte con la belleza, la inocencia y el amor.
    Me ha cautivado totalmente, gracias por compartirlo con tus lectores.
    Un beso
    Lena

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Lena, ahora soy yo la que está sin palabras. Me emociona tantísimo que me digas que consigo robarte las palabras que no sé cómo agradecértelo, de verdad. Simplemente diré que es para mí un honor y un verdadero placer que te guste lo que escribo, que tengas la amabilidad de dejarme un comentario.

      Un frío beso,

      Emily

      Eliminar
  4. Tras un día agotador tu texto me ha dejado maravillada, tus textos son cómo telas suaves y dulces que están muy bien hiladas. ♥ Te lo habré dicho ya pero me encantan tus relatos *-*
    Un fuerte abrazo,
    María

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. María, qué sorpresa tu visita. Me alegra saber que soy tan reconfortante como una mantita, pero me alegra mucho más que te encante lo que escribo. Es un placer escribir para una lectora tan encantadora.

      Un frío beso,

      Emily

      Eliminar