jueves, 1 de enero de 2015

La sonrisa de la chica callampita.

Y en la esquina más oscura de lo más profundo del bosque nació una vez un champiñón. No era grande, y tampoco muy pequeño, sólo era un nuevo hongo abrazado por las fuertes raíces de un gigantesco abedul. No había ningún tipo de gracia en él, su hechura rechoncha y su color tostado lo convertían en una seta de lo más común. Habitaba entre las hierbas, escuchando el murmullo de un riachuelo que humedecía su cuerpo y le hacía resplandecer al sol. A veces, al verse reflejado en los charcos que la lluvia creaba a su alrededor, se sentía hermoso, pues reflejaba los débiles haces de luz que esquivaban el espesor de las copas de los árboles. Sin embargo, sabía que no era así, que por mucho que brille una piedra no deja de ser una piedra, y que ella, en su pequeñez y su grosor, no dejaría nunca de ser un champiñón. 

Alzando su cabecita, abría mucho los ojos para que su gorro le dejase ver, y no muy lejos se discernía un matorral atestado de coloridas flores silvestres. ¡Ellas sí que eran hermosas, con todos esos colores y sus fantásticas fragancias! Sus cuerpos ligeros bailaban con el viento, y sus risas suaves inundaban todo el bosque. Muchas veces, el honguito se quedaba despierto tras la media noche, y así disfrutaba al oír a las flores cantar a la luna; componían hermosas melodías que ofrecían a aquel astro que la noche gobierna, y movían cada una de sus hojas y pétalos al compás. Las admiraba, las envidiaba en secreto, quería ser una flor porque no entendía qué había de bueno en ser un inocente y solitario champiñón.

Pero no todo en la vida de esta dulce seta fueron complejos y ataduras. Una mañana, poco antes de salir el sol, sintió un cosquilleo muy cerca de las raíces, donde su tallo desaparecía y se fundía con la tierra mojada. Abrió sus minúsculos ojillos de mariquita, parpadeó y se miró los pies. ¡Un momento! ¿¡Pies!? ¿¡Desde cuando los hongos tenían pies!? Muy alterada, agitó su cuerpecito, se movió como si siempre hubiese podido hacerlo, y desenterró con mucho esfuerzo dos delicadas piernas de piel dorada. Sin poder creérselo todavía, salió del que había sido su hogar desde que tenía uso de razón, correteó, no sin tropezarse muchas veces, hasta el agua y comenzó a limpiarse la tierra de sus nuevos pies con ¡un par de manos! Dos bracitos con las mismas características que sus piernas, finos y suaves. Sorprendida, y con una infinita alegría, se sumergió de un salto en el riachuelo, y dejó que el agua perlase la tez de su nueva y flamante anatomía. ¿Por qué ahora tenía una nueva forma? ¿Qué había pasado con su aburrido tronco marrón? Se echó las manos a la cabeza, y comprobó que su gorro, su sombrero de callampa, seguía allí, sobre una novedosa melena oscura que se reflejaba en el curso del arroyo y una carita de elfo dormilón. Se sonrió. Se sonrió porque ahora tenía boca para sonreír. Y sin dejar de hacerlo, nadó, chapoteó, y tardó toda la mañana en regresar a aquel hueco vacío junto al tronco del abedul. Y al llegar allí, sin saber muy bien por qué, lo abrazó. Era una despedida.

Y cuando la noche cayó sobre la esquina más oscura de lo más profundo del bosque, el champiñón se había construído una pequeña  barca con la cáscara vacía de una nuez, y emprendía el gran viaje de su vida. Y pudo escuchar, en vivo y en directo, el canto de las flores, y comprendió que la belleza está en los ojos del que mira. Y pudo ver el cielo más allá de la hojarasca que cubría su antiguo hogar. Y conoció a otros champiñones que no se movían de su sitio, y les animó a no sentirse tristes, porque todo lo que necesitaban era confiar en que todo lo malo trae algo bueno. Y aquel día fue el primer día de una nueva etapa en la vida de esta pequeña criaturita, que desde entonces y hasta hoy es conocida por ls habitantes del bosque como la chica callampita.

Feliz año nuevo, mi deseo es que florezcáis como hermosas callampitas.

Emily

*NA: Por favor, no malinterpretar: las palabras champiñón y callampa están utilizadas en su acepción de hongo y seta, y no en otras acepciones.

10 comentarios:

  1. No sé cómo lo logras pero escribes de una forma tan bonita que te ha quedado una historia preciosa ♥
    ¡Feliz Año!
    María

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    1. ¡Muchas gracias, María! Me alegra que te haya gustado, y me alegra haber sido capaz de darle un matiz dulce a este relatillo. Feliz año a ti también.

      Un frío beso,

      Emily

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  2. La verdad es que es una historia preciosa, y su pequeño protagonista es adorable, me ha encantado y es una forma perfecta de empezar el año, un beso de tu nueva seguidora
    Lena desde Compases Rotos

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    1. Bienvenida, Lena, mil gracias por haberte molestado en leer y gracias infinitas por haberme seguido. Espero escribir muchas cosas que te gusten, y estaré encantada de tenerte muy a menudo por aquí.

      Un frío beso,

      Emily

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  3. Verdaderamente es difícil escribir una historia sobre un champiñón, y que no te quede muy simple o... absurdo incluso. La historia es "simple" obviamente, pero esto no es una ofensa, y ni mucho menos un impedimento para que la historia no sea buena, muchas de las mejores historias a lo largo de la historia han sido simples. Destacar de nuevo las descripciones, y la ordenada estructura del relato.
    Un placer, y sigue escribiendo;
    JJ.

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    1. Muchas gracias, JJ. Opté por una historia simple porque a veces en la simpleza hay más belleza, y porque lo pensé como un cuento infantil. Me alegra que te haya gustado y que te hayas molestado en comentar, eres un sol.

      Un frío beso,

      Emily

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  4. Em, ha sido uno de las relatos más originales que he leído hasta ahora. Me han dado muchísimas ganas de abrazar a callampita con mucha mucha fuerza y de subirme en su cáscara de nuez (aunque, bueno, yo no cabría) e irme con ella a descubrir mundo. Ha sido entrañable, dulce, encantador... bueno, todo eso que yo te digo siempre. Me encanta tu forma de escribir, ya lo sabes :)

    ¡Un beso! (¡Y feliz año!).
    Étincelle

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    1. Me vas a sacar los colores, querido barquito a la deriva. Despertar sentimientos en la gente con lo que escribo es una de las mejores sensaciones del mundo, y si eres tú quien me ofrece semejantes halagos se hace todavía más delicioso. Me encanta que te encante mi forma de escribir, a mí me apasiona saber que sigues siendo un fiel lector.

      Un frío beso,

      Emily

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  5. Un relato precioso, me gustó mucho!

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    1. ¡Muchas gracias, Denise! Un placer que te haya gustado.

      Un frío beso,

      Emily

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