miércoles, 25 de febrero de 2015

Dark Templar. Ace

Este es un proyecto de sinestesia. Escucha la canción mientras lees.

Ace (click) [02:50]

Cuando las luces se apagan, sobre el escenario sólo quedáis tú y tus pensamientos. Tal vez por eso le horrorizaba pensar en un mundo sin luz, en una vida sin luz. Y es que aunque todos lo encontrasen radiante una oscura mano apresaba su corazón desde que había abierto los ojos por primera vez un templado domingo de 1993. 

Mentiras. Mentiras y verdades individuales. En eso consistía todo, ¿no? En saber o no saber, y en decidir si se reconoce la ignorancia o se disimula con un engaño sutil que evite un mal trago. Poco a poco, había ido aprendiendo. No se puede vivir de la música sin que todo el negocio que se ha erigido alrededor de esta te corte las alas, te arranque las plumas y escupa en tus esperanzas. Quizá fuese eso, sí. Quizá era un mártir y no lo sabía. Quizá habían destrozado sus sueños y los habían deformado hasta apresar sus huesos en una cárcel de lujo y cristal. Tal vez. Es posible.

Pero incluso dentro de la desesperanza, a pesar de todos los obstáculos, del dolor, de la sucia máscara que asfixia la melodía de una vida, no renunció. Y en sus ojos seguía brillando el ángel de música al que amaba, de nuevo, desde aquel templado domingo de 1993. Sólo quería que se fijase en él. No necesitaba la atención de nadie más, no buscaba el cariño de ninguna otra persona, y no había más miradas que lo salvasen del mundo gris en el que se había acostumbrado a vivir. La música lo alimentaría siempre, y jamás volvería a sentir el vacío o a temer a un escenario a oscuras.

A veces el ángel tenía forma de mujer. Y tal vez en aquellos momentos intentaba acercarse con más ímpetu, buscando una eternidad espiritual a través de gestos humanos. Sonreía cada vez que ella lo tachaba de inocente, y en la oscuridad de su temprano surgir como sombra danzante se preguntaba si podría albergar algún día luz semejante. La quería para él, quería sentirse otra vez en la inocencia del no saber, quería ser nuevo en el amor una vez más, porque se había hartado de amar espectros y falsas musas, y quería creer que esta era la de verdad. El único, el as de picas, el primero, el último.

Y su voz se alzaba al cielo, sus pies ardían sobre el escenario, todo su cuerpo se electrificaba en cada intento por conseguir que sus altivos ojos descendiesen a él, a su cara de niño bueno, a su crispado concepto del deber y del soñar. Y en algún momento se rompió el umbral, creció, sus alas se bañaron en sangre, y le ardió el alma. 


El templario oscuro se convirtió en as
Dark Templar (click)

6 comentarios:

  1. He de decir que te ha quedado magnífico. Incluso podría hacerse pasar por la letra de la canción. Excelente idea de una excelente escritora.

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    1. Muchísimas gracias, Haru-chan. No tengo palabras ante semejante halago, sé que tú entiendes muy bien lo que hay bajo cada letra.

      Un frío beso,

      Emily

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  2. Nunca había escuchado esta canción antes, pero he logrado conectar tanto con el texto como con la música casi al instante. Esto de la sinestesia es maravilloso, gracias por compartirlo Emily
    Un beso
    Lena

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    1. Si has conectado quiere decir que he conseguido lo que buscaba. Espero que te haya gustado, por lo menos, conocer a este artista que me tiene tan enamorada, y mil gracias por tus amables palabras.

      Un frío beso,

      Emily

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  3. La música que has puesto me desencaja un poco; pero eso es cuestión de gustos musicales. En parte, me he sentido identificado, cuando estás en el escenario y casi te transformas en otra persona, eso es algo único; y que como siempre has sabido describir y se asemeja en gran parte a la realidad.
    Un abrazo,
    JJ.

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  4. No he puesto música al relato, sino que he escrito inspirándome en lo que esa música me hace evocar. En eso consiste el proyecto. Me alegra que te hayas sentido identificado.

    Un frío beso,

    Emily

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