viernes, 8 de mayo de 2015

In pulverem converteris, I

Polvo, cenizas, brasas encendidas por lenguas de fuego, ardiente pasión. 
Calcínate, recuerdo, abrásate, dolor, 
bailaré entre las olas ignífugas, sólo quedará el corazón.

Llovía a cántaros cuando abandonaron el bosque, sus pies chapoteaban, a la carrera, en la hierba bañada en lágrimas celestiales, y el silencio no existía en medio de la tormenta que los rodeaba. El cielo tronaba con rabia mientras el viento soplaba entre los troncos retorcidos de los árboles, y ni siquiera al cerrar la gruesa puerta de la cabaña consiguieron aislarse del furibundo temporal. Cuatro paredes de piedra los protegían del agua y el frío, pero el estado de abandono en que la casita había sido sumergida no amparaba demasiado sus almas cansadas. Ella caminó sin rumbo por la única estancia, echando un rápido vistazo a los muebles ocultos bajo décadas de polvo y tela de araña: una chimenea oscurecida por el tizón, una bañera con una pata rota, un camastro de equilibrio poco fiable y una mesa con sus cuatro sillas. Sus ojos volvieron a él, a sus cabellos mojados, a su frustración, a su culpa. Trató de digerir todo cuanto se arremolinaba en sus entrañas.

- En cuanto escampe podremos seguir.

- Lo primero es lo primero - Sin mirarla siquiera, el muchacho se deshizo de su camiseta y ella no pudo evitar seguir cada línea de su musculatura, de un cuerpo que alguna vez había sido suyo -. Y tú deberías hacer lo mismo.

- ¿Qué dices?

- Que te desnudes, o enfermarás.

- Ah, claro - Con las manos insensibilizadas por el frío se deshizo de su jersey, de la camisa y de la falda del uniforme, uniforme que después del apocalipsis de aquella noche no significaba nada de nada. Se encogió sobre sí misma, bien por la lluvia helada que le calaba los huesos, bien por vergüenza, y lo buscó con la mirada una vez más. Sus ojos seguían perdidos en la penumbra infinita de la habitación, pero se había sentado sobre el quejumbroso lecho y extendía el brazo hacia ella a modo de reclamo. Lo siguió, sin más. No necesitaba pensar para acudir a él, era lo suficientemente patética como para no abandonarlo a pesar de todo. 


Se acurrucó junto a él, dejando que la estrechase con su brazo sobre los hombros desnudos, en el más mudo de los silencios. En realidad, aquello le gustaba. A ambos les gustaba la situación. Les hacía recordar algún punto perdido del pasado en el que habían sido felices. Juntos. Sólo habían sido felices juntos. Cerró los ojos y dejó caer la cabeza sobre el hombro del joven; su aroma la embriagó y nuevamente se sintió capaz de todo. Incluso de vivir.

- ¿Cómo sabías de la existencia de esta casa?

- Me gusta vagabundear por el bosque - Respondió vagamente, dejando que su voz chocase contra la piel de marfil de su acompañante -. Es algo que en casa no puedo hacer.

- ¿Qué hacías todavía en la escuela? Creí que tu padre te había obligado a volver - Comentó. Todo cuanto se le venía a la cabeza se resumía en preguntas y deseos, en recuerdos, en miedos. Por ello, eligió preguntar.

- Lo mataron y yo escapé. ¿Qué hay de ti?

- Me rodearon, pero los despisté - Por fin, de reojo, la observó. Siempre la había visto tan delicada, tan absolutamente vulnerable, tan débil... Pero no aquella noche. Mientras él se había enfrentado a la realidad, a una guerra insalvable en la que, por lo visto, había escogido el bando contrario, ella se mantenía tranquila, en paz, como si todo fuese un sueño. Quizá aquello era un sueño de ambos, un sueño en el que después de todo el caos en el que habían erigido y destruido su relación llegaba el silencio atemporal de la angosta construcción. Sí, tal vez era un sueño, y quizá debería probar a decir la primera estupidez que se le ocurriese -. Eh.

- ¿Sí? - Voz adormilada, agotada. Se convencía cada vez más de que estaban en un sueño.

- Quiero besarte.

Irguió su cabeza para contemplarlo fijamente, sin quebrar un ápice su aura de paz.

- ¿Cómo dices? - Pestañeó. Ella también quería besarlo. Quería besarlo hasta que la palabra beso perdiese su significado.

- Hemos vivido un infierno. Un puto infierno que empezó hace meses y que esta noche ha tomado forma de batalla - Sonrió ácidamente, y juraría que su sonrisa podía deshacer la pared -. He pasado un miedo que no creía posible, y lo único que quiero ahora es besarte. 

- El infierno no existe, no salvo en nuestro propio interior - Se reclinó para abrazarse las rodillas -. Yo no quiero besarte.

- Oh, estupendo - La interrumpió, poniendo los ojos en blanco.

- ¡Escúchame! - Se giró, al fin, y la encaró. Estaba cerca, demasiado, más de lo que la había percibido por el rabillo del ojo. Sus pupilas chispeaban con hastío, como si todo aquello la superase profundamente - No quiero besarte - Sujetó su rostro, obligándolo a hundirse en ella -. Cada vez que me has besado has grabado tu nombre en mi corazón para arrancármelo de cuajo antes de marcharte. Una y otra vez, una y otra vez. Así que no quiero besarte, quiero arder contigo y que nos calcinemos para que todo el dolor desaparezca y sólo quede el recuerdo del calor.

Se devoraron. Se envolvieron en fuego. Se mordieron. Se tocaron. Y ni siquiera habían empezado su infierno personal. Lo mejor de todo, para él, fue que no se trataba de un sueño. Lo mejor de todo, para ella, fue que por fin empezaba un capítulo nuevo de su propia historia, ni siquiera de la historia en común. Los ojos rasgados del chiquillo la hipnotizaron, el dorso de la mano se deslizó, tembloroso, por su mejilla izquierda; ninguno recordaba qué significaba la palabra frío.

- Vamos a arder, te lo aseguro. Vamos a convertirnos en cenizas.

Uno, dos, mitad, ninguno. El fuego consume, el fuego cauteriza.
Las quemaduras son huellas de la llama de la vida.


Relato inspirado en aquel proyecto entre Victoria y yo que se hizo tan nuestro.
Gracias, Vic. Gracias por abrir las puertas del otoño de nuestras vidas.

Segunda parte: Agua

13 comentarios:

  1. Ay, me ha recordado un montón a Irina y Velkan <3333333
    Absolutamente genial, corazón :)

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    1. Mil gracias, ojos nubosos. Si consigo evocarte cálidos recuerdos, me doy por satisfecha.

      Un frío beso,

      Emily

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  2. Me ha encantando, en serio. Estoy deseando leer una posible continuación, ya que hemos abandonado este proyecto tan bueno. Pero, ¿quién sabe? A lo mejor algún día...

    Siempre tu Otoño, Vic.

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    1. Me alegra tantísimo saber que te ha encantado. No sé si habrá una continuación ni si volveremos a retomarlo, pero en todo caso sabes que te pusiste en un pedestal para mí por lo que creaste entonces, y nunca te bajaré de ahí.

      Un frío beso,

      Emily

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  3. Hola. vengo del blog El rincon de Larelop, porque recomienda este blog. Por lo que he visto está muy chulo, así que me quedo para ver que más nos tienes preparado. Besos.

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    1. Muchas gracias, Anna, espero de verdad que no te sientas decepcionada. Para mí fue un honor que en El Rincón de Larelop me recomendasen, y espero superar tus espectativas.

      Un frío beso,

      Emily

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  4. Yo también llego hasta aquí por el blog El Rincón de Larelop y veo que tenemos cosas en común. Además de que yo también escribo,me encanta esas citas en latín y las palabritas que hay por ahí en escritura griega. Además, escribes genial :)

    Te he nominado en los Liebster Awards, a ver si así conseguimos que te lea más gente ;)

    http://rinconrevuelto.blogspot.com.es/2015/05/segunda-nominacion-en-liebster-awards.html

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    1. ¡Vaya! Esto sí es una sorpresa. Muchas gracias, Chari, espero no decepcionarte. ¡Y gracias por esa nominación!

      Un frío beso,

      Emily

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  5. Adoro esa última frase, como logras con una sola imagen emitir tantas cosas, de los sentimientos.
    Me encanta la forma que tienes de crear personajes, aunque apenas nos hables de ellos, se les conoce casi a la perfección por sus dialogos o acciones, son geniales.
    Un beso
    Lena

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    1. Adoro que lo adores, de verdad. Estos personajes son muy especiales para mí, viven muy cerca de mi corazón. Y seré muy feliz si siguen gustándote como hasta ahora, de verdad te lo digo. Muchas gracias por tu amabilidad, de verdad, es un honor recibir tus palabras.

      Un frío beso,

      Emily

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  6. Es precioso*^* Me ha gustado sobretodo el momento en que le dijo "Yo no quiero besarte" y lo que le dijo después fue tan intenso. Aaaaiiis!!! ME ENCANTA *^* Luego leo más, ahora tengo cosas que hacer T.T

    Un besito

    Angie

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    1. Gracias, cielo, me alegra que te haya gustado. Ese momento, para mí, es la clave. Ella es un personaje que nadie ha llegado a comprender muy bien, y me alegra que te guste su pequeño momento de gloria.

      Un frío beso,

      Emily

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  7. En lo que bicheaba tu blog me acabo de encontrar con estas entradas, ¡de las que no sabía nada! Últimamente estoy muy desconectado de Blogger y me pierdo muchas cositas maravillosas así. Ay. El caso. ¡Me encanta! Tengo muchísimas ganas de seguir leyendo, brrrrr. Me ha encantado la historia de amor de estos personajes que a juzgar por esta cortita escena parecen muy adorables.

    ¡A ver qué encuentro!

    Un beso,
    Étincelle

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