Ondeante luz azul que danza
en la pared pétrea fría anciana
expectante,
que titila en la mirada del curioso,
del habitual y del recién llegado
visitante.
Es la luna a través del ventanal,
gran vidriera de castillo erigido
mucho antes
de que fueras niño feto proyecto
cosa alguna en la mente profana
de tu padre.
Y aun así hablas alto, insolente,
en esta casa que es de todos
y de nadie,
y criticas su vejez y sus aristas
mutiladas por el tiempo y los
estandartes.
No te callas. La sirena en la vidriera
canta alto y ríe muy pendiente
de atraparte
y solo la separa de ti el cristal,
sí, el colorido y animado y antiguo vitral
que, anhelante,
invoca a la Triple para acabar su maldita
espera, su letargo, tu ventana es su estúpida
cárcel.
No entiendes nada, niño dorado, elegido,
solo tú en el gran libro del dios
altitonante,
omnipotente estruendo más allá del cielo
tu oro comprando lo que nunca fue nuestro.
Repugnante.
Aguarda la llegada de la Triple, caprichosa,
pues ella también es diosa y es
abominable;
la Triple liberará a la nereida maldita,
niño estúpido, y vagará, al fin,
serpenteante.
Me vas a tener que contar en privado quién es la Triple porque no sé si te refieres a algún mito en concreto y no lo entiendo (pienso en Medusa, en la Hidra, en UN TRIDENTE INCLUSO, y a la vez inevitablemente en el Dios cristiano que es uno y trino y a lo mejor tú me lo has pintado de diosa sirena voz rosa perla), pero he de decir que creo que te ha salido perfecto tanto el ritmo como la rima y que estoy contentísima porque me estás contando pequeñas historias y mitos (a lo mejor propios, si son propios me pongo incluso más contenta porque eres perfectamente capaz de crear una mitología completa tú sola y yo que me hago de esa religión al momento) en verso y estoy disfrutando mogollón. Además el uso de la sirena como ser amenazante y la liberación de lo femenino pues ya me termina de ganar.
ResponderEliminarEN FIN, para sorpresa de nadie, de nuevo es un placer leerte.