Quiero ser como Pandora.
Abrirme las solapas del pecho
y dejar aflorar las sensaciones,
los pensamientos,
que se escapen los acordes
de este instrumento maltrecho
y se llene el silencio
de mariposas.
Quiero quedarme vacía
y librar Troya de soldados griegos,
prender fuego a todo Versalles,
y ser de 1917 invierno.
Hacer de mi ira el infierno,
parir a todos los males
alimañas cargadas de miedos,
tristeza y malicia.
Quiero que flote la polvareda
en la fría corteza de arcilla,
danzando mota a mota
sobre la sombra del último día.
Sin recordar una nota,
una hora o una melodía.
Con la tormenta ya extinta:
vacía, salvo por la marea.
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