domingo, 2 de junio de 2013

El arte de la despedida

Hace tiempo se perdió la costumbre de despedir. Cuando sales de casa, cuando vas de viaje, cuando cambias de amante, todo es ir y partir. Pero ya nadie se despide, al marcharse, como si no fuese a volver. Ya no hay gente llorosa en estaciones y aeropuertos. Ya no hay compañeros de piso o familias preocupadas por los que se van a clase y al trabajo y pueden no volver. Ya no hay amantes que te dejen con un "ha sido hermoso estar junto a ti" y una sonrisa de benevolencia. Sólo hay frialdad, deshumanización y dolor.

La palabra adiós es una sutil plegaria del que te despide para que la providencia te proteja, pero nadie recuerda eso ahora. No sabemos despedirnos, no sabemos cerrar las distintas puertas de nuestra vida con el valor adecuado, y con cada portazo la pared del corazón se va resquebrajando.


2 comentarios:

  1. Me ha parecido muy interesante esta entrada y el tema.
    Ya que me voy pero espero volver por aquí te digo «adiós».
    Abrazos con cianuro.

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    1. Gracias, me alegro de que te haya gustado. Otro "adiós" para ti.
      Un frío beso.

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