Dime, Artemidoro,
¿Qué sueño cuento?
¿El de las aves y los
garbanzos?
¿El de Sócrates y el
sacrificio del gallo?
¿El de la hermosa
dama del lago?
Artemidoro, dime,
¿Por dónde empezar
el relato?
¿Por los dioses, los
héroes, los hombres?
¿Por la Acrópolis,
el Panteón o el
palacio de Cosroes?
Cuéntame, Artemidoro,
Dime, te lo imploro.
¿Es hoy el día del
sueño más nefasto?
¿El del amanecer
verde, el del cielo
nublado, el de la sangre
alimentando lagartos?
Querido Artemidoro,
¡Cantemos! ¡Dancemos sin parar!
Somos ninfas, malas
chicas, hadas negras,
verdes, lilas.
Lo hemos visto en
las aguas y a través
del cristal,
lo decían las cartas, sí,
lo puedes comprobar.
Si amanece sobre
el mármol, si amanece
una vez más,
ya no quedarán,
Artemidoro, más sueños,
más historias por contar.
Explícame la métrica y la rima porque puf, vaya demostración de lujo de cómo aplicarlas. Le das un ritmo buenísimo a esta casi fábula, casi cuento te diría, seguro que hay alguna palabra por ahí que se me está escapando para definir esto pero... es como si se hubiese sacado el texto de una obra de teatro en verso en la que esas ninfas, malas chicas, hadas negras le dicen esto a Artemidoro (que he tenido que buscar quién es para entender mejor el texto y en fin, otra cosa que aprendo gracias a ti).
ResponderEliminarY bueno, no sé si era tu intención, pero es también como si hablase Sheherezade con miedo a que le falten historias por contar... increíble una vez más, en fin, nada que no sepas ya.