jueves, 1 de abril de 2021

1. Semillas de caos

Entonces brotaron las alas del ángel,

Grandes, anchas, blancas

plumas suaves a tu espalda.

Y se cargó el alma de sueños,

ángel, de deseos y esperanza.


Creció en su cabeza, como una

hermosa enredadera, la obtusa materia

que fueron sus mientes,

ángel, y todo ello

fue sombra, fue luz, fue amenaza.


Grandes brotaron las alas,

tan altas que dejaron de ser blancas:

alas grises de ángel, plateadas,

alas negras, oscuras y pardas

asolando cada esquina de la jaula.


Soñabas con apartar de tus ojos el velo,

ángel mío, con ser criselefantino,

en tus manos el divino cetro, 

todavía lo sientes,

y de oro la corona en tus cabellos.


Mas no caben tus alas, ángel,

en el palacio que hay en tus costillas.

Ventanas eclipsadas por hilo de oro fino,

barrotes de hueso por columnas,

lo que fue lecho, ángel, hoy es sepultura.


Fue la inmensidad del sueño

la que puso en tu pecho la ambición.

Y ahora lloras, gritas, buscas,

angelito, quieres tus alas arrancar,

volar más allá de esta habitación.


Para nosotros, mucho me temo,

ya no queda salvación.

Arranca, ángel, de tu espalda 

las alas, entrégate a tu sino,

rómpete, en la sombra, el corazón.

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